Cuando nos referimos a fotografías de boda, agasajos o cumpleaños, se la suele conocer como “de eventos” o “social”. Justamente, el alma de las coberturas de esta clase de celebraciones está en su tono social: que haya personas, que estén pasando cosas, que haya emociones.
La experiencia de retratar en salones de fiestas, quintas y otros espacios donde se realizan estas clases de propuestas permite identificar las acciones que no pueden faltar en la cobertura fotográfica, e incluso adelantarse. El beso de los novios mientras los invitados ven el video cronológico, las rosas o velas que se entregan en un cumpleaños de 15, el instante en que entre varios alzan a los novios en señal de fiesta, cuando una abuela o un abuelo le da un abrazo a esa persona por la que todos están reunidos, esa canción que enciende la pista en el Carioca.
Hacer fotografía social implica involucrarse con lo que sucede alrededor porque se es parte de un momento único para un grupo de familiares y amigos. Hay instantes que las personas van a buscar en el álbum de la jornada. Lo más maravilloso es ver los gestos de sorpresa al entregar el trabajo, cuando los clientes se encuentran con que alguien se preocupó por llevarse la imagen de todas las personas importantes de ese encuentro.