Desde temprano, se preparan cámaras, lentes, trípodes, flashes. Se chequea que las baterías estén cargadas y las memorias listas. Que tengamos confirmada la locación y todo el equipo que trabajará con nosotros. Días antes de la producción fotográfica, ya se conversó con la cumpleañera o los novios para acordar el estilo y el lugar que tendrán las fotos. Será un momento especial, y el producto de esas horas se verá en books o impresiones para el salón.
Una producción fotográfica está hecha por muchas personas. El fotógrafo y el camarógrafo serán los de la mirada atenta para captar lo mejor de los retratados, pero no son los únicos. Suelen llevar asistentes encargados de ajustar la iluminación para que cada toma tenga los colores, la luz y el clima adecuados.
Y hay más: la persona encargada del make up y la del vestuario, que habrán hecho una labor profesional previa para potenciar el estilo de quien fotografiamos y hacer que brille.
Desde ya, nada tendría sentido sin quien o quienes protagonizan la acción. Aunque para la mayoría de las personas posar en un set de fotografía profesional no es tarea habitual, es la oportunidad de jugar y divertirse como nunca. Solo si se disfruta se conseguirán fotos deslumbrantes.
Ilustración: Diego Abu Arab